Síndrome Piramidal

 Una de las patologías más frecuentes en deportes cíclicos como ciclismo o running, muchas veces confundida con la archiconocida "Ciática". Pero, ¿qué es? ¿Por qué sus síntomas pueden confundirse con un problema en el gran nervio del miembro inferior? 




Lo primero que debemos hacer es descomponer los términos. En primer lugar, hay que aclarar que un Síndrome no es más que un conjunto de signos y síntomas que suelen converger, dando lugar a una patología inespecífica y de manifestaciones amplias. En este caso, hablamos de los signos (manifestaciones tangibles, medibles y completamente objetivas) y síntomas (percepciones subjetivas del paciente) que provoca una disfunción en el músculo Piramidal.

 El Piramidal (o Piriforme) es un músculo pelvitrocantéreo (originado en la pelvis e insertado en el trocánter femoral) pequeño, tapizado por el Glúteo Mayor, y cuyas principales funciones son la de Rotación Externa de Cadera y su Abducción (con hay flexión previa). Pese a ser un músculo pequeño, el Nervio Ciático pasa muy cercano e inferior a él. Por tanto, puede irritarlo fácilmente.
(http://cto-am.com)
 Es por esto por lo que las manifestaciones clínicas del Síndrome del Piramidal son muy parecidas a las de una Radiculopatía Lumbar. Entre ellas, las más destacables son el dolor en la región glútea profunda, que puede irradiar incluso al resto de la pierna; hormigueo; impotencia funcional. 

 Entre las causas más frecuentes podemos destacar:
 - Sobrecarga por sobreuso, provocada por un entrenamiento excesivo sin adaptación previa.
 - Alteraciones estructurales, tales como dismetrías de miembros inferiores o Escolisis estructuradas.
 - Debilidad. Un músculo poco preparado es un músculo que rápidamente llega al espasmo ante una solicitación elevada.
 - Sedestación prolongada. Mantenerse sentado durante tiempo prolongado comprime Piramidal-Ciático-Obturadores, pudiendo derivar en este Síndrome.
(www.armsmexico.com)
 Para su diagnóstico, la principal arma es la valoración clínica, existiendo diferentes test y maniobras que bien aplicadas por un profesional pueden inducirnos al diagnóstico. Asimismo, una buena anamnesis y valoración global que descarte un Sïndrome Piramidal secundario a escoliosis, traumatismos, etc.

 ¿Y cómo lo tratamos? En la fase aguda, el principal objetivo debe ser reducir el dolor y rebajar la tensión muscular, para ello el trabajo de Fisioterapia es vital. Sólo en casos muy agudos se llega a la administración de analgésicos e infiltraciones. Una vez la fase aguda haya mitigado, la mejor cura es la prevención: flexibilización de músculos pelvitrocantéreos y glúteos, asociado a un fortalecimiento de Aductores, core y los propios glúteos. Pero sobretodo, atacar la causa: ya sea estructural, biomecánica o traumática.


Jesús Hernández.